—Dios, hace frío, debería abrigarte —Me dijo mirando mi vestimenta en uno de los semáforos en rojo.
Me gustaba que se fijara, pero no en ese extremo.
— ¿Ahora eres mi madre? —Reí rodando los ojos.
—Lo digo porque parece que esta a punto de llover y tu estas vestida como si estubiesemos en pleno Agosto —Rió sin dejar de mirar hacia el frente, era adorable verlo conducir.
Finalmente llegamos a la gran casa pintada de blanco, era preciosa, imaginaba como sería de lujosa por dentro si por fuera parecía de estas típicas casas de revista con las que te pones con tu amiga en plan "MIRA! MI CASA!".
Había muchisimos coches en los alrededores, por lo que nos costó encontrar un aparcamiento y Justin acabó aparcando su coche a casi una manzana de la fiesta.
Comenzamos a caminar por acera, joder.. me estaba congelando, y el no se quedaba atrás.
Desde lo lejos se podía escuchar la música y ya se encontraba un gran grupo de adolescentes charlando de mal modo en las puertas.
—Así que… con _______ ¿Eh? —Dijo un chico nada mas llegamos, la verdad es que su cara me sonaba bastante.
Justin solo sonrió, era mejor evitar discusiones con esa clase de persona, muy a la defensiva y si algo parecía ofenderle, pobre el chico que lo haya hecho enfadar.
Me entraron ganas de taparme los oidos nada más entrar, ¿ahí estaban todos sordos o qué? La multitud bailaba alocada en medio de la habitación y las hormonas tenían vida propia en ese momento
Nos quedamos parados mirando a nuestros alrededores, supongo que ambos buscando amigos.
— ¡Ariadna! —Exclamé.
— ¡Ariadna! —Exclamé.
— ¡_______! ¡Dios! ¿Qué haces aquí? No pensé que vendrías, preferí no decirte nada, se suponía que no te gustaban mucho las fiestas locas —Rió dejando su vaso de… “refresco” En un mueble cercano.
—Justin me convenció —Sonreí emocionada, era increíble lo que hasta su nombre provocaba.
Ya que Justin no estaba atento y conversaba tan animado como yo, con uno de sus amigos, Ariadna aprovechó de mirarme con picardía.
— ¿Cuando diablos se supone que se lo vas a decir? —Me preguntó con un cierto deje de cansancio, siendo mi mejor amiga, le jodía de cierta manera verme tan entusiasmada con un chico que supuestamente nunca fijaría los ojos en mí.
—Tranquila, ya lo haré, solo tengo que esperar el momento adecuado —Le dije con seguridad, de verdad quería decírselo y esperaba que fuese esta misma noche.
Se me quedó mirando seria, supongo que no espera esa clase de respuesta.
—Así se habla, te aseguro que no te arrepentirás —Ojalá..— Ahora, disfruta la fiesta, Rose despareció y Ignace tambien, así que no pierdas tu tiempo en buscarla. Me voy, Chris debe estar buscándome, ya sabes... —Me guiñó un ojo, tomó su vaso de bebida y salió sin esperar algún tipo de respuesta, esta nunca cambiará.
Solo sonreí y me encontré con Justin detrás de mí y dos vasos en sus manos.
—He cogido uno para ti, Coca – cola ¿Verdad? —Sonrió entregándome el vaso en las manos.
Era Justin, estaba muy enamorada de él, pero después de todo era un chico… y quien sabe si podía hacer un tipo de locura.
Miré el vaso con desconfianza.
— ¿Crees que le echaría droga para violarte o algo por el estilo? —Me miró serio, cabreado por mi desconfianza.
—No es eso, solo es… —Dije mirando el suelo, no habían excusas.
—Nunca te haría daño _______, y pobre de él que te lo haga —Sonrió
Sonreí y bebí del vaso que segundos antes me había dado,a veces soy gilipoyas, podía estar segura de que nunca me haría algo parecido.
Era entretenido observar a cada persona bailar, algunos mareados, otros como si n...
De la nada, sentí un gran golpe en mi hombro y luego en mi nariz. Dolía, ardía y sentía marearme.
— ¡HEY! ¡Ten más cuidado subnormal! ¡Largarte de aquí! —Escuché a Justin exclamar con la voz furiosa y vi con poca nitidez como empujaba a unos chicos lejos de nosotros— Dios… ¿Estás bien? —Se acercó hacia mí y me cogío de la cara para mirarme la nariz— Mierda, estás sangrando… —Estaba enfadado y yo aún no podía analizar bien lo que acababa de ocurrir— Ven.
Tomó de mi mano y me guió hasta el segundo piso… caminamos por los pasillos, buscando UNA habitación libre ¿era mucho pedir?, mejor ni contar lo que veiamos al abrir cada puerta, basicamente todo era más o menos lo mismo.
Terminó por abrir una de las últimas y suspiré aliviada al notar que era el baño, Justin no se movió y me dejó detrás de él, estaba paralizado.
Levanté un poco la cabeza y bastó para que mis ojos se abrieran como platos y mi mandíbula llegara hasta el suelo. No podía creer que lo que estaba viendo.
— ¡Justin! —Gritó la chica visiblemente nerviosa. Era su fin.
— ¡Justin! —Gritó la chica visiblemente nerviosa. Era su fin.